Enfermedad de perros parvovirus

¿puede un perro vacunado contra el parvo?

Lo último que cualquier propietario de un cachorro o criador de perros quiere oír es un diagnóstico de parvo. El parvo en los cachorros es, por desgracia, una enfermedad común con consecuencias mortales, por lo que es importante que cualquier persona que trate con cachorros de forma habitual conozca los síntomas del parvo y sepa qué hacer al respecto.
El parvo en los cachorros está causado por el parvovirus canino. Este virus es muy contagioso y se transmite por contacto directo con un perro infectado o por contacto indirecto con un objeto contaminado. Tu cachorro se expone al parvovirus cada vez que huele, lame o consume heces infectadas. La transmisión indirecta se produce cuando una persona que ha estado expuesta recientemente a un perro infectado toca a tu cachorro, o cuando éste se encuentra con un objeto contaminado, como un cuenco de comida o agua, collares y correas, y las manos y la ropa de personas que manipulan perros infectados.
El Manual Veterinario Merck clasifica el virus como una enfermedad del estómago y el intestino delgado, ya que es ahí donde el virus causa el mayor daño. El virus prefiere infectar el intestino delgado, donde destruye las células, perjudica la absorción y altera la barrera intestinal. El parvo en los cachorros también afecta a la médula ósea y a los tejidos linfopoyéticos, y en algunos casos también puede afectar al corazón.

Cronología del parvo

El parvovirus canino (CPV) es una enfermedad vírica muy contagiosa de los perros que suele provocar una enfermedad gastrointestinal aguda en los cachorros. La enfermedad afecta sobre todo a los cachorros de entre seis y 20 semanas de edad, pero a veces también afecta a los animales de más edad. Una variante poco frecuente de la enfermedad que puede observarse en cachorros muy jóvenes (neonatos) es la miocarditis (una inflamación del músculo cardíaco).
El virus que causa la enfermedad conocida como «parvo», el parvovirus canino tipo 2 (CPV), apareció por primera vez entre los perros en Europa alrededor de 1976. En 1978 el virus se había extendido sin control, causando una epidemia mundial de miocarditis e inflamación en los intestinos (gastroenteritis). Ahora sabemos que el virus no se limita a los perros, sino que es capaz de causar infecciones en caninos salvajes, como coyotes y lobos, y en otros animales salvajes, como zorros, mapaches y mofetas. El CPV está estrechamente relacionado con el virus de la panleucopenia felina (FPV), un virus que se conoce desde la década de 1920 y que infecta a los gatos y a los visones y otros animales. El CPV surgió probablemente como resultado de 2 o 3 mutaciones genéticas en el FPV que le permitieron ampliar su rango de huéspedes para infectar a los perros.

Etapas del parvo

El parvovirus canino (también denominado CPV, CPV2 o parvo) es un virus contagioso que afecta principalmente a los perros. El CPV es muy contagioso y se transmite de perro a perro por contacto directo o indirecto con sus heces. Las vacunas pueden prevenir esta infección, pero la mortalidad puede alcanzar el 91% en los casos no tratados. El tratamiento suele implicar la hospitalización del veterinario. El parvovirus canino puede infectar a otros mamíferos, como zorros, lobos, gatos y mofetas[1]. Los felinos son susceptibles de padecer panleucopenia, una cepa diferente de parvovirus[2].
Los perros que desarrollan la enfermedad muestran signos de la misma en un plazo de tres a diez días. Los signos pueden incluir letargo, vómitos, fiebre y diarrea (normalmente con sangre). Por lo general, el primer signo del CPV es el letargo. Los signos secundarios son la pérdida de peso y de apetito o la diarrea seguida de vómitos. La diarrea y los vómitos provocan una deshidratación que altera el equilibrio electrolítico y puede afectar al perro de forma crítica. Las infecciones secundarias se producen como resultado del debilitamiento del sistema inmunitario. Como el revestimiento intestinal normal también está comprometido, la sangre y las proteínas se filtran en los intestinos, lo que provoca anemia y pérdida de proteínas, y las endotoxinas se escapan al torrente sanguíneo, provocando endotoxemia. Los perros tienen un olor característico en las últimas fases de la infección. El nivel de glóbulos blancos desciende, debilitando aún más al perro. Cualquiera de estos factores, o todos ellos, pueden provocar un shock y la muerte. Los animales más jóvenes tienen peores tasas de supervivencia[3].

Cómo se transmite el parvo

Lo último que cualquier propietario de un cachorro o criador de perros quiere oír es un diagnóstico de parvo. El parvo en los cachorros es, por desgracia, una enfermedad común con consecuencias mortales, por lo que es importante que cualquier persona que trate con cachorros de forma habitual conozca los síntomas del parvo y sepa qué hacer al respecto.
El parvo en los cachorros está causado por el parvovirus canino. Este virus es muy contagioso y se transmite por contacto directo con un perro infectado o por contacto indirecto con un objeto contaminado. Tu cachorro se expone al parvovirus cada vez que huele, lame o consume heces infectadas. La transmisión indirecta se produce cuando una persona que ha estado expuesta recientemente a un perro infectado toca a tu cachorro, o cuando éste se encuentra con un objeto contaminado, como un cuenco de comida o agua, collares y correas, y las manos y la ropa de personas que manipulan perros infectados.
El Manual Veterinario Merck clasifica el virus como una enfermedad del estómago y el intestino delgado, ya que es ahí donde el virus causa el mayor daño. El virus prefiere infectar el intestino delgado, donde destruye las células, perjudica la absorción y altera la barrera intestinal. El parvo en los cachorros también afecta a la médula ósea y a los tejidos linfopoyéticos, y en algunos casos también puede afectar al corazón.