Vacuna de la leishmania

Vacuna de la leishmania

Vacuna de la leishmania

Vacuna contra la malaria

La leishmaniosis visceral canina es un problema de salud pública cada vez más importante. Los perros infectados por Leishmania infantum son el principal reservorio doméstico del parásito y desempeñan un papel fundamental en su transmisión al ser humano. Los recientes descubrimientos han contribuido al desarrollo de nuevos métodos de diagnóstico y de medidas de control, como las vacunas, algunas de las cuales ya están disponibles en el mercado. Sin embargo, hay que seguir procedimientos cuantitativos para confirmar si estas vacunas provocan una respuesta inmunitaria mediada por células. El presente trabajo describe la necesidad de esta evaluación y las técnicas disponibles para confirmar este tipo de respuesta inmunitaria.
La leishmaniosis visceral zoonótica (LVZ) es una enfermedad transmitida por vectores y causada por el parásito protozoario Leishmania infantum (syn. Leishmania chagasi). En el Viejo Mundo, el parásito se transmite por la picadura de moscas de la arena pertenecientes al género Phlebotomus; en el Nuevo Mundo, los miembros del género Lutzomyia asumen este papel. La ZVL se da en la Europa mediterránea, en el norte de África y Oriente Próximo, en Asia Central, en China y en América Latina, apareciendo en focos que coinciden precisamente con la distribución geográfica de los vectores de la enfermedad. La incidencia de la leishmaniasis visceral humana (LVH) se estima en 4.500-6.800 casos en las Américas, 1.200-2.000 en los países mediterráneos y 5.000-10.000 en todo Oriente Medio hasta Asia Central (1).

Vacuna contra la leishmania en perros

serie de libros (WCPA, volumen 4)ResumenLa vacunación contra la leishmaniosis cutánea se utiliza o se prueba en humanos desde hace aproximadamente 75 años. En el Viejo Mundo, la inoculación deliberada de organismos virulentos del pus de una lesión activa (probablemente L. major) en zonas del cuerpo no expuestas es una práctica antigua. Lawrow y Dubowokoj utilizaron por primera vez en Rusia, en 1937, promastigotes de L. major cultivados como medio para inducir eficazmente la protección contra la infección natural (1). Más recientemente, científicos israelíes desarrollaron un inóculo estandarizado de promastigotes en cultivo y lo utilizaron en varios ensayos (2). Este proceso, conocido como leishmanización, se sigue utilizando en algunos países, especialmente en Uzbekistán (3). La leishmanización ha demostrado ser eficaz contra la leishmaniasis cutánea del Viejo Mundo (4). Sin embargo, varios problemas básicos y logísticos han impedido el uso generalizado de este procedimiento para prevenir la leishmaniasis cutánea. Algunos de estos problemas son 1. Dificultad para estandarizar la virulencia de la vacuna; y 2. Los efectos secundarios, como las lesiones graves y duraderas que se producen en muchos individuos vacunados (5). Además, no hay pruebas de la eficacia de la leishmanización contra la leishmaniasis tegumental del Nuevo Mundo ni contra la leishmaniasis visceral humana.Palabras claveLeishmaniasis visceral Leishmaniasis cutánea Administración de antígenos Excelente protección Infección por Leishmania Major

Antibióticos para la leishmaniosis

Vacuna contra la leishmania: un reto que puede convertirse en realidadPara el control de cualquier enfermedad infecciosa, es la vacunación, que puede utilizarse como medio rentable. Se han utilizado con éxito varias vacunas para controlar diversas infecciones, e incluso para completar la erradicación de enfermedades como la viruela y la poliomielitis. Al igual que otras enfermedades infecciosas, la leishmaniasis también debería poder controlarse mediante la vacunación, a la vista de las pruebas obtenidas en estudios realizados en seres humanos y en modelos animales. Sin embargo, actualmente no existe ninguna vacuna en el mercado a pesar de los grandes esfuerzos realizados. Por lo tanto, se plantea la cuestión de cuáles son las razones o las limitaciones para desarrollar una vacuna antileishmania con éxito. En nuestra opinión, algunas de las cuestiones clave son:
Este trabajo fue apoyado por la Comisión Europea a través de un proyecto de colaboración Grant No. 602773 (HEALTH-F3-2013-602773) bajo la categoría FP7-Health-2013-Innovation, KINDReD (Kinetoplastid Drug Development: Strengthening the preclinical pipeline). También se agradece la beca de investigación del All India Institute of Medical Sciences de Nueva Delhi a Saumya Srivastava y Prem Shankar.

Avances y problemas de las vacunas contra la leishmania

La leishmaniosis visceral canina es un problema de salud pública cada vez más importante. Los perros infectados por Leishmania infantum son el principal reservorio doméstico del parásito y desempeñan un papel fundamental en su transmisión al ser humano. Los recientes descubrimientos han contribuido al desarrollo de nuevos métodos de diagnóstico y de medidas de control, como las vacunas, algunas de las cuales ya están disponibles en el mercado. Sin embargo, hay que seguir procedimientos cuantitativos para confirmar si estas vacunas provocan una respuesta inmunitaria mediada por células. El presente trabajo describe la necesidad de esta evaluación y las técnicas disponibles para confirmar este tipo de respuesta inmunitaria.
La leishmaniosis visceral zoonótica (LVZ) es una enfermedad transmitida por vectores y causada por el parásito protozoario Leishmania infantum (syn. Leishmania chagasi). En el Viejo Mundo, el parásito se transmite por la picadura de moscas de la arena pertenecientes al género Phlebotomus; en el Nuevo Mundo, los miembros del género Lutzomyia asumen este papel. La ZVL se da en la Europa mediterránea, en el norte de África y Oriente Próximo, en Asia Central, en China y en América Latina, apareciendo en focos que coinciden precisamente con la distribución geográfica de los vectores de la enfermedad. La incidencia de la leishmaniasis visceral humana (LVH) se estima en 4.500-6.800 casos en las Américas, 1.200-2.000 en los países mediterráneos y 5.000-10.000 en todo Oriente Medio hasta Asia Central (1).